 diariomedico.com, María R. Lagoa. Santiago, 10 de febrero de 2014. V Congreso de Gestión Clínica Profesionales y administraciones coinciden en defender que la gestión clínica es una herramienta de sostenibilidad y eficiencia, pero la calidad es irrenunciable y la adscripción ha de ser voluntaria. Autonomía de gestión real de las unidades, un compromiso del profesional por corresponsabilizarse y la medición de los resultados para conseguir hacer lo necesario en el momento y lugar adecuados, son algunas de las claves sin las que la gestión clínica no logrará consolidarse. Los expertos que participaron en el V Congreso de Gestión Clínica, organizado la pasada semana por la Fundación Gaspar Casal en Santiago, repasaron la situación actual en nuestro país y esbozado el guion que habría que seguir, manteniendo siempre el proceso ajeno a los vaivenes políticos.
Carlos Macaya, presidente de la Federación de Asociaciones Científico Médicas de España (Facme), ligó el éxito de esta empresa a que las unidades tengan una autonomía de gestión real, es decir, tengan verdadera capacidad para decidir recursos tecnológicos y humanos basados en los presupuestos consignados en los contratos de gestión. Pero mostró su escepticismo respecto a las verdaderas intenciones de las administraciones: "A las sociedades científicas nos da la impresión de que están recelosas de transferir esa responsabilidad".
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